Kamala nació en una familia humilde donde sus padres necesitaban ayuda económica. Por ello, le prohibieron asistir a la escuela y la obligaron a trabajar en casa y en el mercado local desde muy pequeña.
Aunque no podía entrar a las aulas, todas las mañanas se escondía y seguía a sus amigas hasta el colegio, observando las letras y los números a través de la ventana. Día tras día, memorizó el alfabeto y aprendió a leer en secreto.
Cuando sus padres descubrieron sus escapadas, se enfadaron y la castigaron severamente. Sin embargo, su deseo de aprender era más fuerte, y planeó huir junto a su hermano menor para buscar una vida mejor.
En la calle, los hermanos sobrevivían pidiendo comida y dinero. Fue entonces cuando un hombre amable les ofreció ayuda diaria: comida, un lugar donde dormir y algunas monedas. Kamala aceptó su bondad con gratitud.
Después de semanas con este desconocido, él le prometió una "mejor vida": educación, ropa y suficiente comida. Pero solo si Kamala se marchaba sin su hermano. Ante la promesa, ella accedió, con la esperanza de un futuro brillante.
Lo que siguió fue una pesadilla: el hombre abusó de ella, aprovechándose de su vulnerabilidad. Sintió miedo y soledad, sin atreverse a contar nada. Tras varios meses de horror, él planeó trasladarla a India para venderla. Por fortuna, una ONG llamada 3 Angels la rescató a tiempo y puso fin a su sufrimiento.